La repetida frase de que las aguas siempre vuelven a su cauce..., aquí, como que no.
Aunque con poca nieve, excepto en las cotas más altas, el ligero viento sur unido a las lluvias, es el responsable de que tampoco ahora haya caudal ecológico en los ríos somedanos.
La naturaleza siempre incontrolable, incluso a pesar del hombre y sus intervenciones.
Hoy, el agua desbordaba todas las salidas a velocidad de vértigo inundando los campos a su paso. Sin embargo, a media tarde apenas sobrepasaba Belmonte. Curiosa imagen: Apenas unos kilómetros más arriba todo inundado, y, en la ría de Miranda ya unido el Somiedo al Narcea, el río aparecía manso y tranquilo. El agua discurría clara y transparente, y, con asombrosa lentitud ante mis ojos incrédulos por el espectáculo recién visto. No avanzaba tanto como parecía, aunque en el lugar que hice la grabación, La Malva, hasta el canal de nivelación estaba desbordado, y el agua rebosaba el muro a gran velocidad.
¿Llegaría ya al puerto de S. Esteban para perderse entre el azul del mar?
Hace unos cuantos años, una circunstancia similar a la de hoy a finales del invierno, provocó una riada de tal magnitud que en Belmonte, el río discurría por encima del puente.
Algo infrecuente en el Norte, donde todo y todos se adaptan a estas circunstancias adversas, y a los caprichos de la maravillosa naturaleza salvaje en la que vivimos.
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