Colores y sabores de otoño...
Si los glayus o arrendajos vieran así la fruta…, tal vez no se la comieran toda.
Antes de que maduraran las cerezas, estos hermosos pájaros ya se habían comido todas las guindas. La lista se incrementó pronto con peras y ciruelas claudias. Después se dedicaron a picotear las manzanas, tirándolas al suelo y, terminando casi con la cosecha. Les quedó tiempo para comerse algunas fresas, no todas...
Únicamente se libraron de su voraz apetito: los meruéndanos, las grosellas, los arándanos y las frambuesas, las cuales, están dando ahora la segunda cosecha.
Ésta vez fui yo la que se adelantó, dando un buen repaso a los frambuesos cargados de fruta.
En unos días madurarán los membrillos para hacer el rico dulce.
Este año no taparé con plásticos y racimo a racimo, las uvas moscatel de la parra para dejarlas hasta Navidad. No me fío de estas arpías con hermosas alas… Ahora con las familias aumentadas y criadas, que además se unen a otras en el momento de hacer acopio de frutas y frutos para el largo invierno. Aunque el verano se alarga de forma maravillosa e inédita…, en unos días llegará la seronda. Tiempo de bellotas, hayucos, castañas, avellanas, nueces y frutas silvestres, con las que llenarán esas despensas de la naturaleza, para abastecer durante el largo invierno a tantos seres vivos que comparten nuestro territorio
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