Ellos también forman parte del mundo rural…, del campo, del güerto, o del jardín. Lugares en los que viven y se alimentan devorando todos los brotes verdes y tiernos que se encuentran. Aunque suelen tener preferencia por las plantas aromáticas.
¿Se deberán a éstas los beneficios de las babas de caracol?
¿Será por ellos que no aparecieron los anunciados brotes verdes?
¿Serán los caracoles los responsables…?
Leí que se apareaban por la noche. Los de estas fotos no. Hacía cuatro horas que había amanecido, y ellos seguían ahí pegados. Imposible separarles. Les tocaba la concha y no se inmutaban. A lo suyo… "Estarían ciegos de amor"
Aparecieron por casualidad ante mis ojos y lógicamente, instantes después ante mi cámara claro. A media tarde volví a verlos, pero ya no estaban…Entonces moví las piedras, y pude contar: catorce caracoles escondidos tras ellas.
Hoy, tres días después, solo quedan siete.
Son hermafroditas, aunque no pueden auto-fecundarse…, se necesitan unos a otros. Se encuentran, se acercan, se tocan –como todos- y uno de ellos, lanza al otro el llamado dardo del amor, esa parte blanca que se ve en las fotos, de forma que quedan pegados varias horas…Llegados a estos puntos…, me asaltan más preguntas:
¿Copularán doblemente?
¿De ser así, lo harán a la vez, o, lo harán por separado y por eso tardan tanto?
¿Serán lentos también para ésto?
¿En ese caso, de cada apareamiento, habrá dos desoves?
¿O solo desovará uno, y el otro volverá a aparearse?
Los siete que quedan en mi grupo de caracoles, ¿serán los que desovan? o, ¿éstos se habrán ido a hacer un agujero en la tierra para dejar sus huevos, y quedarán los que no desovan?
Pequeñas dudas sobre un mundo tan pequeño y común, que pasa desapercibido.
Esta entrada carece del carácter intimista de otras. Además de los caracoles, y la libre imaginación, hay otra razón que algún lector seguramente encontrará.
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