MI PARAÍSO...

MI PARAÍSO...
Es ese lugar para soñar...al atardecer, viendo las puesta de sol en las largas y cálidas tardes de verano, a la sombra de la parra, degustando lo que cada uno quiera. Relajados sobre una mullida manta extendida sobre la yerba. En las cómodas tumbonas y hamaca, a la luz de las velas, con buena música, o escuchando el silencio, o los sonidos de la naturaleza. DISFRUTANDO.

lunes, 24 de marzo de 2008

EL BLANCO FRÍO DE LA NIEVE


















  Aunque era impensable con la Primavera recién llegada y el día de sol y calor de Viernes Santo, amanecimos el sábado 22 rodeados de tupidas nubes que se descolgaban tiñendo todo de blanco a su paso, hasta rodearnos. A media tarde, 30 cm. de hermoso merengue cubrían todo, y todos felices al lado del fuego.

   No era la nevada de los tres ochos; en 1.888, un día como este 22 de marzo, comenzó a nevar y no cesó hasta el día 30. Miles de copos blancos se fueron amontonando y ganando metros de altura. En los altos muros de la Iglesia es visible la marca de aquella nevada. 
   En Urria, Valle de lago, Caunedo, y más pueblos de Asturias, un ádene de nieve (alud) se llevó por delante casas y vidas humanas.










   Años después, dos vecinos del Coto, Serafina y Antón acabaron la yerba en los pajares del pueblo y tuvieron que subir con las vacas a Momián, donde un amanecer les sorprendió otra gran nevada; ella en la cabana de La Cuchada y él en la de la Esquisa.. Abrían los boqueirones y se llamaban cada día, para saber que estaban bien.
Alimentándose únicamente con la leche de las vacas, hasta que nueve días después los vecinos del Coto pudieron abrir huelga y subir a buscarlos. 

Solo tenían el calor animal y su blanco mundo de nieve y leche.

   Entonces no había 112, ni Guardia Civil, ni helicópteros, ni refugio de los cabrones con guía y parchís, ni teléfonos para pedir ayuda...
 























   

   Continuó habiendo grandes nevadas muchos inviernos, aquellas que impedían a mi abuelo subir de La Malva a casa durante 15 días.    Recuerda mi madre que para llevar las vacas a beber a la fuente del Pandiecho, hacían túneles en la nieve en los que ella estiraba el brazo con la pala para tocar el techo. De nuevo metros de nieve y nevadas que duraban mucho tiempo. 
   A veces iban de unas casas a otras saliendo por las ventanas altas y pasando sobre los tejados de casas bajas. Ni estaban ni se sentían aislados, seguramente.

   Cuando yo era niña, bajaba de la escuela caminando entre la nieve con mis madreñas, acompañada de la torba que no me dejaba ver el camino, "sin el forro polar ni el goretex"…,y felíz comiendo carámbanos.





































   Una vez más, tanta alarma para tan poca nieve; a pesar de ello, nosotros calentamos las palas sobre la cocina de leña para luego untarlas con tocino, el cual hace que la nieve no se pegue y poder así abrir huelga desde la puerta de casa hasta la carretera.





Son muchos los dichos o refranes antiguos:

 Año de nieves, año de bienes.


Marzo ventoso y Abril lluvioso, hacen a Mayo florido y hermoso.

En Abril, aguas mil, al entrar y no al salir.



Ni Pascua florida, ni Marzo ventoso, ni Abril lluvioso al entrar, 
¿ cómo será Mayo ?



















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