MI PARAÍSO...

MI PARAÍSO...
Es ese lugar para soñar...al atardecer, viendo las puesta de sol en las largas y cálidas tardes de verano, a la sombra de la parra, degustando lo que cada uno quiera. Relajados sobre una mullida manta extendida sobre la yerba. En las cómodas tumbonas y hamaca, a la luz de las velas, con buena música, o escuchando el silencio, o los sonidos de la naturaleza. DISFRUTANDO.

domingo, 10 de abril de 2016

SENTIMIENTOS ENCONTRADOS...

   Aunque triste por tu pérdida, debo estar, y estoy, inmensamente agradecida por haberte tenido tanto tiempo. Hoy,  hace cinco décadas largas que me trajiste a este mundo, Una fría mañana  de Domingo de Ramos, a las 12.30 cuando todos estaban en la Iglesia, yo me anticipé dos meses y nací. Siempre me dijiste que haber estado la tarde anterior lavando ropa en la presa del río te había adelantado el parto. Con el frío cogerías una cistitis con toda seguridad; y con 2 hijos pequeños, no tenías alternativa: había que lavar la ropa.
   Mi precipitada llegada  hizo que naciese sin uñas ni pelo y diminuta, por lo que el consejo médico fue que hicieses de incubadora: horas y días conmigo en la cama, en tu regazo, dándome calor..., excepto el tercer día que me llevaste a la Iglesia de Pola a bautizarme; si me moría, que fuese ya Cristiana.
   Me sacaste adelante (a tu deseada niña). Nos sacaste adelante a los tres hermanos, pues siempre fuiste el Alma  de la familia.


Con tu niña en brazos y los 2 hijos, imagino que uno a cada lado, (aunque Paco no se ve), en Pola de Somiedo


Toda la familia, excepto el primer hermano al que ninguno de los 8 conocísteis.



   Tú,  la mayor de 9 hermanos, que cuando tenías 13 años, nació tu hermana más pequeña (a la que adorabas..., cuantas veces me llamaste Tina, como a ella) y tuviste que asumir trabajos y responsabilidades que no te competían e impropios para tus años: la casa y  los 7 hermanos que te seguían, pues mi abuela pasó mucho tiempo en la cama y no volvió a trabajar. A los 13 años, dejaste de ir a la escuela de día e ibas  por las noches, pues empezaste ya a amasar, a xuncir las vacas y arar las tierras con el arao de vertedera, a  hacer la comida, subir a Momián y dormir en la cabana de Josefa la Roza, pues tenías miedo a dormir sola en tu cabana: La Rubia. A hacer de mujer y hombre de la casa, pues mi abuelo trabajaba en la Malva, siempre a turnos...




   Unos años después, con las hermanas ya mayores y ayudando, pasabas temporadas de invierno con la familia en Belmonte. Un invierno lo pasaste en Grado (donde según me dijeron tus primos, te habían dado ataques epilépticos: algo que nunca nos contaste) El invierno siguiente lo pasaste en Oviedo, interna en un Colegio de Monjas, con las que aprendiste a cocinar cosas ricas, a coser y a bordar...Esas manos que sin haber crecido siquiera ya estaban cansadas de trabajar, de pronto bordaban primorosas mantillas (la tuya y la mía se perdieron al quemar la casa) y hacían ropa para toda la familia. Desde la camisa de boda de tu querido hermano a tu propio vestido de boda, o toda nuestra ropa cuando éramos pequeños. Sacabas tiempo para todo y para todos.

El día de vuestra boda (36 y 24 años, diferencia apenas visible entre vosotros), con los padrinos y D. Hilario.  Con el vestido hecho por tí, y con la preciosa mantilla que habías bordado.



 Años atrás, tu padre también había pasado un invierno en Oviedo aprendiendo a trabajar y tallar la madera (en una de las cartas que escribió a sus padres les pedía que le enviasen las madreñas, pues pasaba mucho frío con zapatos), aunque su destino le trajo a Somiedo de nuevo, tras pasar 2 inviernos dando escuela en diferentes pueblos; antes de los 20 años ya empezó a trabajar en la obra del Canal ( Él había nacido en 1894)
   Tu paso `por Oviedo fue diferente. Le escribiste animándole a comprar un edificio de 3 plantas en la calle Covadonga y le proponías poner una pensión y llevar a todas las hermanas para Oviedo (mente inquieta  la tuya siempre), pero el abuelo te contestó que con ese dinero podía comprar 2 tierras en El Coto y sembrarlas a trigo y patatas para alimentar a la familia, y, fue lo que hizo. Por lo que volviste a casa y seguiste trabajando de sol a sol, toda tu vida.
   El abuelo tuvo en cuenta toda esa dedicación (te casaste con 36 años) dejándote la casa. Él sabía que  la merecías. Seguiste trabajando en casa y fuera, hasta que de nuevo viste que aquí no había futuro, ahora para tus 3 hijos, por lo que (con ese valor e ímpetu que tenías) te marchaste sola con los 3 a Belmonte, intentado buscarnos un futuro mejor. Allí trabajaste sin descanso, primero como cocinera en el Colegio y después al frente de un negocio, de sol a sol de nuevo; incluso ya jubilada seguías ahí (con tus piernas hinchadas y grandes problemas circulatorios por estar tantas horas en pie), y siempre con esa sonrisa que tanta gente nos recordaba en tu despedida...Con las manos siempre abiertas para recibir a todos y, sobre todo, para dar todo lo que pudieses dar, pues eras la generosidad personificada. Algo que nos has inculcado a los hijos: No importa cuanto tengas, lo que importa es que lo compartas con quien lo pueda necesitar. Sabias palabras.
   Con 68 años regresaste a Somiedo, a vivir "tu otoño particular" (pues no te gustaba esa estación, entendí el porqué) rodeada de la tierra que te vio crecer, y a entretenerte con la huerta, las plantas y los nietos. Tuviste el lujo y la suerte de poder vivir (como quisiste, aunque te hubiese gustado tenernos a todos contigo) muchos años y disfrutar de la familia que adorabas. La familia que te adoraba y que tanto te echamos de menos MAMINA QUERIDA.


Con mis hijas, dos  nietas (de los 6) a las que cuidaste tantas y tantas veces y que te llenaban de alegría.

   Durante la etapa que vivimos en El Palacio (6 años, durante los cuales nacimos Paco y yo), veraneaba en él, junto a los dueños, Fabiola de Mora y Aragón. Tras casarse con  Balduino de Bélgica, te escribió ofreciéndote llevarte con ella a Bélgica y trabajar como su cocinera. ¿Qué hubiera sido de nosotros si naciésemos y viviésemos allí? No quiero imaginar mi vida hoy, siendo emigrante, lejos de esta tierra que tanto amo y en la que descansas ya y nos esperas, hasta que todos finalicemos nuestro viaje por la vida.

   La enfermedad de Párkinson que  llegó a paralizar tu cuerpo, pues tu mente estuvo siempre lúcida, y mi incapacidad para entender tus reacciones y lo que te estaba pasando (me costó mucho asumirlo y verte sufrir al no poder moverte), aunque sabía que al aparecer los primeros síntomas, el 30% del cerebro había dejado de funcionar y, el tratamiento, con duración limitada, frenaba ligeramente los síntomas pero no se podía recuperar lo perdido, unido a la falta del  tan necesario apoyo, hizo que naciese este blog: Somiedo, tus vivencias, lo que me enseñaste y transmitiste... TU PASIÓN. MI PASIÓN.
   Escribir fue mi gran desahogo y válvula de escape, hasta que decidí seguir a mi corazón y estar cada vez más tiempo cerca y pendiente de ti (sin exceso, para que no te dieses cuenta de que estabas mal), segura de que el día que me faltases, ya no sería necesario. Me queda la satisfacción de haber hecho lo que consideré justo; de haber aprendido a levantarte y a moverte, y de hacerlo; de verte sonreír cada vez que te sentaba y tú no me soltabas, abrazada a mi; de haberte dado de comer cada día como hacías tu conmigo cuando era pequeña,  las cosas que más te gustaban y ver como disfrutabas los sabores; igual que había hecho con mi querido abuelo, y que volvería a hacer mil veces... De haberte levantado de la cama cada día, incluso con fiebre, para que no pensases que estabas grave...Hasta tu último día. Y que a pesar de ver como te consumías y apagabas poco a poco como una vela (benditas montañas y caminatas que por instantes me hacían olvidar la angustia que oprimía mi corazón), te hubieses quedado dormida entre la fiebre que no remitía y la tensión baja. 

   Tantas veces en el hospital, tantos tratamientos con cortisona, tantas veces que nos habían dicho que te morías y siempre habías salido adelante, pues eras pura fuerza: interior y física. Y ahora, que esperaba que una vez más salieses de una neumonía...TU GRAN CORAZÓN, ya cansado,  pues había dado demasiado a todos, durante demasiado tiempo, dejó de latir mientras dormías: 

QUERIDA MÍA: https://www.youtube.com/watch?v=hBOS5cdq2h0

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